respiración diafragmática

Cuando nacemos lo primero que hacemos es respirar. Nuestro cuerpo es sabio, y reconoce de inmediato el mecanismo que debe poner en marcha para hacerlo. Y llega un momento, aproximadamente a los 2 años, en el que nuestro cuerpo empieza a enviarse a sí mismo instrucciones contradictorias. Y comenzamos a respirar mal.

La respiración diafragmática debería llamarse simplemente respiración. Es la forma más natural de hacerlo.

Pero, como te digo, llega un momento en el que comenzamos a hacerlo de forma incorrecta. En realidad nos volvemos vagos, acomodados, influenciados por la sociedad, las costumbres, las posturas, los hábitos…

¿Cómo respiras cuando haces el amor?

Piensa, recuerda, o si llega al caso ponte a ello y concéntrate en lo que te tienes que concentrar, pero además pon especial atención a tu respiración (y por supuesto a la de tu pareja, trío, cuarteto o equipo de hockey). Verás que el aire llega hasta el diafragma, de tal forma que reparta mucho mejor el oxígeno (que sin duda necesita todo el cuerpo). Los jadeos, la voz, los gritos y demás, son naturales, «vienen de dentro» se suele decir.

Recuerdo una vez en la Real Escuela de Arte Dramático, en clase de voz con el gran Vicente Fuentes, quien nos comentó que él en Londres incluso enseñaba el esfinter a sus compañeros mientras proyectaba la voz desde el diafragma, para ver cómo se movía mientras lo hacía. La imagen es un poquito rara, incluso desagradable, lo sé, pero es algo natural.

El método de respiración

Es bastante probable que busques en Google y te encuentres con muchos manuales o post hablando del método de la respiración diafragmática, la forma de hacerlo correctamente (tal y como has visto en la imagen de arriba). Yo, además de contarte todo eso, te voy a dar al final del post un truco que realizo en mis clases y que es de lo más efectivo para ayudar a proyectar la voz de una forma natural. En principio, como te decía, el proceso es fácil:

  • Lo primero es la postura. Puedes hacerlo en la cama, sentado o de pie. Lo aconsejable al comenzar es en la cama o sobre una colchoneta. La columna recta, los brazos a los lados, piernas sin cruzar, con la máxima relajación posible, siendo consciente del cuerpo y lo que hace (o va a hacer).
  • Acto seguido reconoce tu cuerpo. ¿Qué partes tocan la colchoneta? ¿Sientes dolor en alguna zona? Si es así, vuelve a colocarte y acomodarte. Fíjate en cómo estás respirando en este momento, la aceleración, el ritmo, etc…
  • Ahora que ya tienes consciencia de tu cuerpo, vamos a ayudarle a recordar la forma de respirar. Coloca una mano sobre el pecho y la otra en el abdomen, a unos dos centímetros del ombligo. De esta forma vas a sentir mucho mejor el movimiento que se crea con la respiración.
  • Ahora comienza a inspirar lentamente. (Algunos te dirán que lo hagas por la nariz, otros que por la boca, yo de digo que es indiferente). Envía el aire al diafragma, al estómago, a la barrigocha. Haz que se llene. Aunque inicialmente sea de una forma forzada, tu cuerpo irá recordándolo. Notarás que se eleva, se hincha, y que la mano que tenías junto al ombligo se mueve. Si se mueve la mano que tienes sobre el pecho, el ejercicio no está bien realizado. Olvida cómo se respira, deja que tu cuerpo te enseñe. No te preocupes, el aire llegará a los pulmones y oxigenará la sangre.
  • Cuando tomas aire, aguántala un poco, unos segundos, antes de comenzar a exhalar lentamente.
  • Suelta el aire y ayúdate empujando con la mano el abdomen. Hazlo lentamente, hasta que no quede nada, pero no te pases, no te vayas a ahogar.
  • Y vuelve a empezar. Puedes repetir el proceso no más de 10 veces, sobre todo cuando estás comenzando, ya que podrías hiperventilar o marearte al no tener la costumbre.
  • Puedes realizar el ejercicio al levantarte y al acostarte, dos veces al día. Más adelante podrás ejercitarlo en otros momentos del día, hacerlo sentado o de pie, pero ve despacito, como dice la canción.

Sobre todo no tengas prisa. Tu cuerpo lleva respirando de forma incorrecta demasiado tiempo, así que tendrás que ser paciente, darle tiempo para que recuerde y retome la costumbre para respirar de forma correcta. Con el tiempo un día descubrirás y te sorprenderás de que tu cuerpo, sin que tengas que pensarlo o concentrarte en ello, vuelve a respirar con el diafragma. Y a partir de ese momento, es cuando puedes empezar a pensar, por ejemplo, en qué tipo de orador eres o el discurso adecuado que debes utilizar. Pero eso ya son cosas mayores.

El truco de la pelota

Antes, mientras y después, siempre que vayas a realizar ejercicios de voz (incluyendo la respiración, en la que otro día te hablaré de cómo incorporar sonidos a los ejercicios), puedes hacer algo muy sencillo y fácil que te va a ayudar de forma considerable. Es simple, sencillo, pero, repito, eficaz. Se trata de un ejercicio que también se utiliza para otros fines. Para tratar la fascitis plantar o para la relajación, por ejemplo.

respiración diafragmática

Bueno, vamos a ello. Coge la pelota de tenis que tienes olvidada desde la última vez que jugaste al padel. Debe estar hinchada y dura. Siéntate (más adelante podrás hacerlo de pie, con más peso y presión). Coloca la pelota bajo uno de los pies (después repetirás el proceso con el otro). Haz presión y trata de deslizar la planta desde los dedos hasta el talón. Haz fuerza, más. El ejercicio no debe doler, pero debe molestar. Es la forma en la que despertamos ciertas partes del cuerpo. Es más, notarás incluso cierto cosquilleo por la columna, eso es bueno. Si desde la silla no se ejerce demasiada presión, levántate. Mientras deslizas la pelota, «dame una a» alargada, estirando el sonido. Gime si te duele, pero desde el diafragma. Con unos 3 o 5 minutos por pie es más que suficiente.

Y eso es todo lo que me apetecía contarte. A veces en mis cursos los alumnos se sorprenden con estas tonterías, estas cosas que aparentemente son eso, estupideces, incongruencias, juegos absurdos, pero una vez que comprueban el resultado, se enganchan irremediablemente.

Ya sabes que si tienes algo que aportar, contarnos tu experiencia al hacer este ejercicio, o dejarnos el último poema que has escrito, lo puedes hacer en los comentarios.

¡Gracias por lo que vendrá!

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